Los mercados emergentes enfrentan la resaca de la deuda

julio 12, 2012 12:22 am . .

Los últimos recortes de la tasa de interés en China muestran la capacidad de Beijing para contribuir con los esfuerzos globales para facilitar el crédito en respuesta a la depresión inducida por la crisis de la eurozona, igual que lo hizo cuatro años atrás después que Lehman Brothers colapsó. Desafortunadamente, sus resultados es improbable que tengan el mismo impacto que en el 2008-09.

La ola de crédito liberada entonces por China y otras economías emergentes arrasó alrededor del globo, impulsando la demanda por el cobre chileno, autos alemanes y propiedades de lujo desde Hong Kong hasta Río de Janeiro.

Ahora el mundo ya no puede contar con que los mercados emergentes ofrezcan lo mismo. Muchos tienen menos espacio para la maniobra financiera debido a las secuelas del alivio posterior al 2008, incluyendo niveles más altos de crédito, temores de burbujas inmobiliarias y préstamos malos, y un legado de inversiones no rentables en tiempos de auge.

Además, si los gobiernos emitieran más dinero, tendría menos impacto ahora porque los buenos proyectos de inversión son más difíciles de encontrar. Como dijo de China David Lubin, jefe de economía de mercados emergentes de Citigroup, el banco de EEUU: “Un efecto colateral de su empuje de inversión es que la eficiencia de inversión colapsó. Como resultado, ahora conlleva más inversión para generar una unidad extra del producto interno bruto, y de la misma forma, también requiere más crédito.

China lidera la lista de los gobiernos del mundo emergente dispuestos a expandir el financiamiento del sector público.

La deuda soberana subió desde un 20% del producto interno bruto en el 2007 hasta un 26% el año pasado, fomentando un boom de infraestructura local y una incrementada demanda por materias primas. Polonia también abrió las limitaciones, con su proporción de deuda respecto el producto interno bruto aumentando desde un 45% hasta un 56%. Otros gobiernos que entraron en la crisis con una deuda pública ya alta, como Brasil y La India, fueron más prudentes.

No obstante, antes que la deuda pública, es el boom crediticio real en el mundo desarrollado el que ha estado privado, fomentado por las bajas tasas de interés y los dispuestos prestamistas.

En China, el crédito del sector privado se ha elevado desde un 107% del producto interno bruto en el 2007, hasta un 127% el año pasado, de acuerdo a Capital Economics, la consultora.

En Brasil, Turquía y Polonia, el crédito del sector privado, mientras tanto, ha incrementado tanto como 20 puntos porcentuales del producto interno bruto. Los países con un crecimiento crediticio más lento son las excepciones.

Corea del Sur, por ejemplo, se ha retrasado a causa del anterior doloroso auge crediticio, y La India, debido a las altas tasas de interés inducidas por una inflación persistentemente alta.

En otros lugares, el aumento del crédito está en pleno auge.

La última data muestra que el crédito privado creció en abril a tasas anualizadas de un 20% o más en Colombia, Indonesia, Turquía y Rusia. Aunque estos países están relativamente rezagados con el derroche de crédito, Brasil ha estado fiesteando desde el principio.

El crédito privado todavía está creciendo un 23% al año, aunque los prestatarios ahora están luchando, como puede verse en el aumento de los préstamos de vehículos en mora.

El crecimiento crediticio puede ser una bendición, especialmente en el mundo emergente: este acelerado desarrollo permite a los gobiernos crear infraestructuras, a las compañías construir factorías y a las familias comprar viviendas y productos imperecederos. “Creo que esa rápida expansión del crédito juega una gran parte en el aumento de las clases medias del mundo emergente”, dice Arjun Divecha, presidente del gestor de fondos GMO de EEUU. Pero las tasas de crecimiento crediticio son importantes.

Los rápidos aumentos frecuentemente son vinculados a los flojos controles y a la especulación inmobiliaria, que pueden conducir a malas deudas e inversiones improductivas.

En China, por ejemplo, el crédito total se extendió por casi la mitad del producto interno bruto en el 2009, y otra vez en el 2010, y ahora, dicen algunos economistas, puede haber llegado al máximo.

Citigroup calculó que entre el 2002 y el 2008, tomaba cuatro unidades de inversión producir una unidad extra del producto interno bruto; entre el 2009 y el 2011, esa proporción aumentó hasta cinco unidades de inversión.

Por la misma razón, antes del 2008 tomaba 1.8 unidades de crédito para producir una unidad extra del producto interno bruto. Entre el 2009 y el 2011 aumentó hasta 3.6 unidades de crédito. Cuando las economías están creciendo rápido, es fácil pasar por alto las ineficiencias.

Pero con los mercados emergentes ahora decreciendo, los costos reales del boom crediticio saldrán a la superficie. El rápido crecimiento crediticio “a menudo prevé una crisis financiera”, advirtió el Banco para Acuerdos Internacionales (BIS, por sus siglas en inglés) en su reporte anual de este mes.

Los costos del servicio de deuda de las familias y compañías en Brasil, China, Turquía y La India, quedan en su nivel más alto desde finales de la década de los 90” cuando explotó la crisis asiática. Al mismo tiempo, los tsunamis monetarios lanzados por los bancos centrales desde el 2008 no han generado un crecimiento auto-sostenible en el mundo desarrollado.

En cambio, estos están socavando la confianza en las economías emergentes orientadas a la exportación. De acuerdo al Fondo Monetario Internacional, el crecimiento del producto interno bruto del mercado emergente se desacelerará hasta un 5.7% desde 6.3% el año pasado.

Eso es bien por encima del 1.4% de pronóstico para los países avanzados, pero todavía un considerable descuento para el 8% registrado antes de la crisis. Para los prestatarios, las diferencias pueden ser dolorosas: incluso las ligeras depresiones pueden ejercer un impacto desproporcionado sobre los sectores sensibles fomentados por el crédito, tales como el sector inmobiliario.

Si unos pocos compradores se arrepienten, ese sentimiento puede extenderse rápidamente a otros, y las deudas menores pueden volverse una crisis de confianza.

En el largo plazo, las economías emergentes todavía tienen enormes requerimientos de inversión, y la capacidad de financiarlas con crédito. Como dice Divecha: “Por supuesto, cuando se tiene rápida expansión de crédito en los mercados emergentes, también se pueden obtener los problemas clásicos como son el abuso y el exceso de endeudamiento.

Pero ese no es un problema sistémico, como Grecia, es uno cíclico. En otras palabras, lo que muchos mercados emergentes necesitan es tiempo para trabajar, clasificar las buenas inversiones de las malas, lidiar con las deudas, y seguir adelante. Pero con la economía mundial en su lamentable estado actual, el tiempo puede no estar de su lado, ni del de nadie.

Un aumento del crédito era la parte más importante del alabado programa de estímulo postcrisis de Beijing, con nuevo financiamiento por parte de los bancos propiedad del estado aumentando cerca de un 60% del producto interno bruto entre el 2008-10, escribe Simon Rabinovitch de Beijing. Pero algunos economistas dicen que están menos preocupados por cuánto apalancamiento tiene China, que por la velocidad de su aumento.

La economista Wang Tao de UBS denota que un aumento de 40 puntos porcentuales en la proporción del crédito respecto el producto interno bruto del país en cinco años se correlaciona muy bien con la crisis financiera.

En China, ha habido un incremento de 40 puntos porcentuales sólo en los pasados tres años. Esto necesita detenerse pronto y reversarse en los próximos años, dijo.

Para que China siga un camino de crecimiento sostenible, podría asegurar que el crédito bancario crezca por menos del producto interno bruto nominal.

Poniéndolo de otra forma, China todavía tiene que lograr apalancarse más, pero esto podría conducir a un gran problema en el camino. Por gran parte de este año, como señales de una depresión montada, Beijing continuó su moderada contracción monetaria, a pesar de la protesta de los desarrolladores e inversionistas inmobiliarios.

Pero durante el mes pasado, nuevamente ha empujado a los bancos a aumentar el financiamiento, un movimiento inquietante después de la ola crediticia que apenas está bajando. Preocupado por esta posibilidad, los economistas han recordado a Beijing que puede fácilmente darse el lujo de un impulso fiscal tradicional y que debe resistir la fácil solución de llamar a los bancos a propulsar el crédito.

“Otra vez China vuelve a tener el espacio para una respuesta contundente si fuera necesario, pero, esta vez, el estímulo fiscal podría ser la principal línea de defensa”, según advirtió el Fondo Monetario Internacional.

La cifra

107 por ciento. del Producto Interno Bruto (PIB) se ha elevado el crédito al sector privado en China.

Las claves

1. Recortes tasa de interés

Los últimos recortes de la tasa de interés de China muestran la capacidad de Beijing de contribuir con los esfuerzos globales de facilitar el crédito en respuesta a la depresión inducida por la crisis de la eurozona, igual que lo hizo hace cuatro años atrás después que Lehman Brothers colapsó.

1. Aumentos frecuentemente

Los rápidos aumentos frecuentemente son vinculados a los flojos controles y a la especulación inmobiliaria, que pueden conducir a malas deudas e inversiones improductivas.

VERSIÓN AL ESPAÑOL DE ROSANNA CAPELLA

Por Stefan Wagstyl y John Paul Rathbone

Publicado en el hoy.com.do

 

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