Hoy concluye el 2013 y está cerrando en medio de una gran inestabilidad e incertidumbre en el terreno monetario internacional.

Los gobiernos de varios países importantes, aunque lo nieguen vehementemente, están induciendo devaluaciones en sus monedas a fin de promover sus exportaciones y dinamizar sus economías. Esas maniobras ya están incidiendo sobre los intercambios comerciales, la dirección de las inversiones y los movimientos de capitales financieros. Para la RD, situada en el área del dólar, el conjunto de tipos cambiarios que termine imperando tendrá un apreciable impacto sobre la competitividad de sus productos en los mercados de Europa, Asia y otras zonas económicas.

Los Estados Unidos llevan ya muchos meses rebajando el valor del dólar vía sus cuantiosas emisiones monetarias. Si no ha bajado más allá del punto en que se encuentra actualmente es porque otros países han estado dispuestos a acumular dólares, dando lo que equivale a un préstamo sin intereses a la economía estadounidense.

China desarrolló su industria gracias precisamente a mantener el valor del yuan por debajo del nivel que hubiera tenido en un mercado libre, y aunque ha permitido alzas moderadas, ese valor sigue siendo artificialmente bajo. Está iniciando ahora una apertura tentativa que podría eventualmente hacer del yuan una moneda usada por otros países como reserva, lo que transformaría la estructura financiera mundial.

Pero el cambio más agudo está ocurriendo en Japón. Durante años se debatió entre el estancamiento y la recesión, con una moneda que no cesaba de subir de valor y ahogaba sus exportaciones. Ahora hay pánico en China, Corea del Sur, Taiwán y otros países asiáticos porque el gobierno japonés está haciendo caer el yen rápidamente. Si la economía de Japón revive, podría volver a ser el competidor formidable que otrora fue, proceso que tendría consecuencias significativas para la RD.

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