Años tormentosos

enero 18, 2013 9:58 am . .

Si se celebrase un concurso para que los dominicanos seleccionasen la empresa más criticada de todas, es probable que la galardonada fuese la Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas Estatales (CDEEE). Salvo algunos períodos excepcionales, ha sido un dolor de cabeza mayúsculo para el país. Durante 58 largos años, que celebró esta semana, sus deficiencias han ocupado más espacio en las páginas de los periódicos, y tiempo en los programas de radio y televisión, que cualquier otro problema nacional, incluidos los referentes a epidemias, educación y seguridad ciudadana.

Sus vicisitudes han dado origen a ejemplos de gran creatividad, como aquel de responsabilizar a las chichiguas por los apagones, o a los otros de atribuirlos a reparaciones de líneas, retrasos en la llegada de barcos con combustible, caídas de postes, explosiones de transformadores, ciclones e inundaciones, por no hablar de los llamados apagones financieros.

Cuantificar los perjuicios provocados a la economía sería una tarea descomunal, pues habría que sumar daños a electrodomésticos y equipos industriales, pérdidas de horas de trabajo, estrés y falta de descanso, aparte de los gastos en inversores, plantas de emergencia y combustible.

Ha causado también víctimas mortales, por accidentes de tránsito al dejar de operar los semáforos, cortocircuitos por altos voltajes, caídas por escaleras oscuras, ruptura de cables y delitos cometidos al amparo de las tinieblas.

Y ha sido un factor corrosivo, porque nada rompe la cohesión social como ver la injusticia de que unos tienen que pagar por lo que otros consumen y no pagan.

Su historia comenzó a mediados de los 1950’s, con una campaña radial auspiciada por el gobierno de entonces. «Lo que no sirve se bota… ¡la planta!» era el estribillo que se repetía, dirigido en contra de la Compañía Eléctrica de Santo Domingo por sus supuestas deficiencias. El gobierno la compró y en el 1955 nació la CDE, como un monopolio estatal.

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