La lealtad, en asuntos económicos, es una virtud escasa.

El poder económico chino ha hecho que un país tras otro, incluyendo los EE.UU., haya roto relaciones diplomáticas con Taiwán, y trasladado su embajada a Beijing. Hasta su puesto en las Naciones Unidas fue transferido a China.

Taiwán ha sido amiga de la RD desde 1957. Nos ha dado créditos, donaciones y asistencia técnica. Ha auspiciado intercambios culturales y respondido a nuestras solicitudes de ayuda. La RD le ha correspondido manteniéndole su reconocimiento diplomático.

A Costa Rica le sucedía igual. Mantuvo relaciones con Taiwán durante 60 años, pero en junio del 2007 las rompió para establecerlas con China. El presidente Oscar Arias declaró en ese momento que Taiwán había sido muy generosa y que le agradecía su solidaridad y cooperación, pero que había tomado esa decisión pensando en todos los costarricenses.

Después de eso, China le regaló a Costa Rica un impresionante estadio nacional de fútbol para 35,000 espectadores valorado en US$100 millones. Le donó además 250 vehículos patrulleros para uso de la policía, la apoyó en el 2007 contra la RD como miembro del Consejo de Seguridad de la ONU, le compró US$300 millones en bonos, le creó un programa de becas para estudios y facilitó que turistas chinos fueran allá.

En junio del 2011, se firmó un acuerdo de libre comercio entre ambas naciones que abre las puertas para que Costa Rica pueda exportar a China más de cuatro mil artículos libre de gravámenes de importación, y se discute un programa de US$6,200 millones para inversiones en infraestructura.

Pero hay beneficios y costos. En el 2008 Arias, premio Nóbel de la Paz, impidió la visita a Costa Rica del Dalai Lama para no irritar a los chinos, a pesar de que en una visita anterior en el 2004 se había reunido con él y elogiado su labor.

¿Qué hará la RD con Taiwán en el futuro? El gobierno prefiere no tocar ese tema.

Fuente