Dos procesos electorales de importancia económica para la República Dominicana culminarán próximamente, el de Venezuela el próximo domingo y el de los Estados Unidos (EE.UU.) a principios de noviembre. Tomados individualmente, ésos son los dos países cuyas decisiones pueden afectarnos más, dejando fuera el caso de Haití, el cual por causas geográficas tiene gran trascendencia en todos los aspectos de la vida nacional.

La relevancia de Venezuela radica evidentemente en el petróleo. El financiamiento que nos otorga constituye un gran alivio en el peso que la factura petrolera representa para el país. El gran beneficiario directo, por supuesto, es el gobierno dominicano, dado que con algunas excepciones el consumidor paga los combustibles a precios de mercado y sin créditos. Al no pagarle a Venezuela, el gobierno se queda con esos fondos para usarlos en sus gastos con una gran flexibilidad, la cual es precisamente una de las mayores críticas que en la propia Venezuela se hacen al programa, pues no hay seguridad de que los recursos se usan realmente para el desarrollo o para lograr un mayor grado de independencia energética.

Pero al consumidor le beneficia también, pues de no haber sido por Venezuela hubiéramos tenido que disponer de más dólares para pagar nuestras importaciones, lo que habría causado que el peso se devaluara más rápido que como viene haciéndolo, incrementando el costo de la canasta familiar.

En cuanto a los EE.UU., nuestra relación debido al comercio, remesas y, en menor medida, inversiones, nos mantiene dentro de su órbita económica.

Dado el mayor poder discrecional del presidente venezolano para cambiar leyes y convenios, el resultado de las elecciones de Venezuela podría afectarnos más que el de las estadounidenses. Hasta ahora, sin embargo, en ambos casos se perfila el triunfo del partido de gobierno, lo que no significa que los presidentes reelectos no puedan cambiar sus políticas.

POR GUSTAVO VOLMAR

Publicado en diariolibre.com