Edad avanzada
febrero 13, 2013 9:54 am . Noticias.
Como el Vaticano no acostumbra colocar emisiones de bonos soberanos, tomar préstamos del FMI o desarrollar políticas anti-cíclicas, la renuncia de Benedicto XVI no tuvo las consecuencias que hubiera tenido la dimisión inesperada de cualquier otro Jefe de Estado. No se anticipan devaluaciones monetarias, pánico de inversionistas o alteraciones en los índices bursátiles.
Lo que la renuncia hace resaltar es el impacto que la edad avanzada está teniendo en el mundo desarrollado, al cual pertenecen Europa, Japón y los Estados Unidos. Por diferentes razones, entre las que sobresalen los adelantos en atención médica, prevención de enfermedades infantiles, estilos de vida más saludables y más eficientes mecanismos de diagnóstico, la expectativa de vida de la población ha venido aumentando de forma consistente en las últimas décadas.
Al mismo tiempo, la tasa de natalidad en esas naciones ha venido disminuyendo desde la década de los 1950’s, la edad en que las parejas tienen hijos ha estado aumentando y el número promedio de miembros por familia ha disminuido. En algunos casos, como Japón, la tasa de reproducción está por debajo de la tasa de sustentación de la población. El resultado ha sido que la población considerada como económicamente activa haya declinado en proporción a la población total.
La inmigración proveniente del mundo subdesarrollado es un paliativo, pero datos estadísticos muestran que, tanto en los EE.UU., como en Europa, la tasa de reproducción de los inmigrantes decae de forma pronunciada en pocos años, haciendo necesarias nuevas entradas de personas para detener el avance de la edad promedio.
Ese avance es un factor detrás de los grandes déficits fiscales de los países desarrollados. Los impuestos que pagan los que trabajan no son suficientes para sufragar los costos de los programas de salud y pensiones, obligando a los gobiernos a endeudarse para poder cubrirlos.