El asfalto y su impacto en el crecimiento económico del mes de abril

junio 6, 2016 7:03 am . .

El Indicador Mensual de la Actividad Económica (IMAE) indica que este año la economía dominicana creció 3.1% en enero, 8% en febrero, 7.2% en marzo y 10.1% en abril, para promediar un 7.1% durante el primer cuatrimestre.

De acuerdo con el Banco Central, este favorable comportamiento de la economía local está influenciado, especialmente, por el dinamismo que presentan sectores como Explotación Minera, Construcción, Intermediación Financiera, Comercio, Manufactura Local, Zonas Francas y Salud, entre otros.

En el caso del sector Construcción, destaca un comunicado del Banco Central, que se mantiene como la actividad de mayor incidencia en el crecimiento económico desde mediados del año 2013, “lo cual obedece al desarrollo de proyectos de construcción y remodelación ejecutados tanto por el Gobierno, en obras de infraestructura vial, recintos escolares y centros hospitalarios, como por el sector privado en la construcción de viviendas de bajo costo, edificaciones hoteleras, nuevas plazas y centros comerciales, entre otras”.

De hecho, la construcción creció 5.7% en enero, 7% en febrero, para marzo saltó a 16% y en abril alcanzó un extraordinario, aunque no sorprendente 36.2%, para promediar el primer cuatrimestre con un 16.8%. ¿Por qué no es sorprendente el elevado crecimiento del sector construcción en abril? Porque abril precede a mayo, el mes en que se celebraron las elecciones, por lo que ha de suponerse que el dinamismo de ese sector para esa época no tuvo nada que ver con las actividades privadas, sino, más bien, con inversiones del Estado.

Y los resultados así lo demuestra, pues en el caso particular del mes de abril, dijo el gobernador del Banco Central, Héctor Valdez Albizu en el comunicado, el dinamismo se vio reflejado en las variaciones interanuales de los volúmenes de ventas locales de insumos fundamentales del área de la construcción como el cemento, que creció un 28.8%; varillas y estructuras metálicas con un 39.2% y “el cemento asfáltico”, que solamente en el cuarto mes de este año mostró un crecimiento extraordinario de un 298.8%.

Es decir, el uso de cemento asfáltico, para reparar calles, caminos vecinales, callejones, carreteras y otras infraestructuras viales, casi se cuadruplicó un mes antes de las elecciones. Es casi seguro que ese ritmo de crecimiento en el uso de asfalto ha de reducirse durante los meses siguientes a mayo.

Es bueno que la economía crezca, que muestre dinamismo en sectores que contribuyen con la generación de riquezas y la mejoría de la calidad de vida de la gente. Sin embargo, el hecho de que ese crecimiento acelerado se registre en el primer cuatrimestre de un año electoral, previo a las elecciones en las que el presidente de la República es a su vez candidato, pone de manifiesto la forma en que el propio Estado fue el que sustentó ese dinamismo y que tras las elecciones, posiblemente, detendrá ese ritmo para poder “cuadrar los números” para el segundo semestre.

¿Seguirá el Ministerio de Obras Públicas el mismo ritmo de trabajo de reconstrucción de calles, caminos y callejones después de las elecciones? ¿Por qué se pone énfasis en el asfalto de calles de los barrios más necesitados y poblados, precisamente, en época de campaña electoral? ¿Qué cantidad de cemento asfáltico se usó en abril de 2015, para que ahora, en el mismo mes de 2016 se haya registrado una variación ascendente de casi un 300%? ¿Tienen las autoridades del Gobierno la capacidad y voluntad para seguir atendiendo las necesidades de reparación de vías en los barrios durante la segunda mitad de este año? ¿Ese programa de reparación vial que se intensificó en abril, un mes antes de las elecciones, responde a un estudio de prioridades o fue solo por un asunto coyuntural?

Todas estas preguntas tienen respuestas que pueden ser presentadas de una forma u otra dependiendo de la preferencia política y posición de cada ciudadano que la conteste.

Mientras tanto, desde esta tribuna solo queremos abogar por que en algún momento se detenga la práctica de exceder el gasto público en campaña electoral con el solo objetivo de captar votos y sin una intención real de llevar soluciones a los sectores pobres.

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