¿Qué espera el gobierno del Consejo Económico y Social?

Según informes acerca de lo expresado cuando presentó al CES su propuesta de reforma tributaria, el gobierno considera que tiene un requisito inalterable de ingresos adicionales, pues trató de hacer una reforma basada sólo en reducciones de gastos y se percató de que no podía lograrlo.

Pero añadió que la propuesta no es rígida, que el CES podía cambiar un impuesto por otro, siempre que el gobierno obtuviera los recursos que requiere. Lo que sí es rígido es ese total de ingresos, pues para conseguir bajar el déficit en 4% del PIB, el sector privado deberá aportar un 2.2%.

Dicho de otra forma, el gobierno otorga al CES flexibilidad «horizontal» para variar la composición de la propuesta, pero no le da flexibilidad «vertical» para cambiar la meta de recaudación.

La flexibilidad otorgada es sorprendente, porque al gobierno no sólo debería preocuparle el total de ingresos sino también sus fuentes, ya que cada tipo de impuesto produce efectos económicos y sociales diferentes. Podría ocurrir, teóricamente, que el CES recomendara impuestos que no afectaran a los sectores en él representados sino a otros, y que el gobierno los considerase inaceptables.

Pero fue también un movimiento táctico para poner la distribución de la carga en los hombros del sector privado, lo que podría fragmentar su cohesión, en la medida en ésta existe, si en un «sálvese el que pueda» cada quien tratara de librarse de la carga propia sin que le importase sobre dónde fuese ésta a recaer.

Eso nos recuerda algunos casos de negociaciones de empresas deficitarias con sus sindicatos. Les plantearon esquemas de reducción de costos con margen para escoger entre opciones como despidos de empleados, subcontratos de servicios, rebajas salariales y horas extras, y supresión de derechos por antigüedad. Y dejaron combatir a los sindicatos entre ellos.

POR GUSTAVO VOLMAR

Publicado en diariolibre.com