Hábito persistente

mayo 9, 2013 9:12 am . .

El gobierno dominicano vendió los bonos soberanos, y ya anunció que usará el dinero para dinamizar la economía, invirtiendo varios miles de millones de pesos en obras. Esta semana dio a conocer el trazado de otra avenida de circunvalación de la capital, por valor de 295 millones de dólares, para unir a Haina con Boca Chica. Y más obras seguirán.

Los contratistas y suplidores de materiales están contentos. Lo están también quienes poseen terrenos que subirán de precio con las obras. Pero además de ellos, comerciantes, industriales y proveedores de servicios deben estar más entusiasmados, pues venían señalando que sus ventas andaban sumamente «lentas».

No es la primera vez que sucede, por supuesto, ya que en varias ocasiones anteriores la economía ha sido reactivada por medio de gastos públicos. La receta perfecta es que esos gastos sean financiados con deuda, no con impuestos, para que los gastos privados no bajen. Y, aún mejor, que sea con deuda externa, para evitar que las tasas de interés suban aquí y restrinjan el crédito.

Todo lo que tiene que ver con los seres humanos genera hábitos y dependencias, y la economía no es una excepción. Nuestra actividad económica se ha hecho dependiente de los gastos públicos cubiertos con deudas y todos los sectores que producen para el mercado nacional calculan sus perspectivas de negocios en función de esos gastos.

Más saludable sería que el impulso dinamizador viniese de inversiones privadas, por la sencilla razón de que las públicas que se hacen hoy implican más gastos corrientes mañana y no suelen tomar mucho en cuenta la posible recuperación de los fondos invertidos.

Pero no se puede culpar al gobierno por seguir ese esquema de reactivación, pues romper el hábito toma tiempo y nadie quiere que la economía colapse. Y alguien podría añadir que sería una lástima no aprovechar los bajos intereses del mercado financiero internacional.

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