Lo que nunca se ha hecho

agosto 9, 2012 7:51 am . .

A mis 11,131 seguidores, muy agradecido.

¿Cuál banco me paga la mejor tasa por un depósito a plazo fijo? ¿Cuál cobra la menor tasa de interés en un préstamo hipotecario? ¿Para un vehículo? ¿Y para uno sin garantía?

Ésas son, sin duda, las preguntas más frecuentes que recibimos en nuestra cuenta @Argentarium de Twitter.

En momentos como los actuales, cuando las autoridades bajan sus propias tasas de referencia o cuando se hacen «ferias» (como las del Scotiabank) o especiales por aniversarios (como los de la Asociación Popular), recibo esas preguntas con mayor frecuencia.

¿Mi respuesta? «No lo sé.»

Por norma de escribidor, siempre trato de limitar mis comentarios o análisis a informaciones y estadísticas públicas y, preferiblemente, oficiales.

Es mi forma de aspirar a la mayor objetividad posible dados los delicados temas que analizo y comento.

A diferencia de las tarjetas de crédito, no existe un registro uniforme o público de las tasas de interés relacionadas a los demás productos bancarios, activos y pasivos, del país.

En otros países, esa información, útil y necesaria para asegurar la mayor competitividad y transparencia posible dentro del sector bancario, sí está disponible, por entidad, de forma oficial.

Aquí no.

El Banco Central de la República Dominicana sólo ofrece, con regularidad, las tasas a las que cierran operaciones activas y pasivas las entidades financieras, pero solo de manera consolidada y por tipo de entidad.

El usuario de servicios financieros, al momento de decidir qué banco ofrece las condiciones más atractivas se ve, entonces, obligado a llamar o visitar personalmente a sus bancos de preferencia para identificar el más competitivo.

No me cabe la menor duda que esos costos transaccionales son un importante obstáculo para que el usuario pueda tomar sus decisiones financieras, personales o familiares, de forma económica, informada y racional.

Además del costo de trasladarse y sacar el tiempo para un elemental ejercicio de comparación de condiciones financieras, agregue las limitaciones, propias a nuestra débil cultura financiera, del usuario dominicano para actuar en base a esas informaciones.

Compartimos, como un primer aporte a una mayor transparencia de precios bancarios en el país, cuatro gráficas nunca antes publicadas en un medio de comunicación masiva.

El aporte, como apreciarán de entrada, es incompleto y parcial.

Solamente siete entidades financieras dominicanas, de las veinte más grandes, publican en sus páginas «web» tasas de interés de referencia para los cuatro productos más populares de la banca dominicana.

Toca reconocer el gesto de transparencia. Entre las entidades solamente están tres bancos múltiples: Popular Dominicano, BDI y Promerica. También cuatro valientes asociaciones A&P: APAP, Cibao, La Nacional y Duarte.

Las informaciones que compartimos, además de incompletas, no son necesariamente uniformes o estándar, ya que algunas entidades diferencian las condiciones que ofrecen dependiendo del plazo, o el monto, de los productos.

Peor aun: no puedo asegurar que las tasas de interés se computan de igual manera en todas las entidades. Las formas de cálculo, y las comisiones relacionadas a los productos, muchas veces no se hacen públicas ni son uniformes.

Un reto para el próximo «Super»

El actual Superintendente de Bancos, Ng Cortiñas, dio un primer paso en la dirección correcta: publicó las informaciones vinculadas a la tarjeta de crédito, con bastante detalle, en www.sb.gov.do.

Ese primer paso, al igual que este ejercicio, sigue siendo un acercamiento imperfecto. En la Superintendencia lo saben mejor que yo: las tasas de interés «plásticas» que publican no son, todavía, calculadas de forma homogénea.

Acercarnos a un «APR», o la tasa activa anual, periódica y efectiva que los usuarios bancarios yanquis tienen desde hace décadas, es algo con que todavía no cuentan los indefensos clientes dominicanos.

Insólita esta falta, pues la Ley Monetaria y Financiera de noviembre de 2002, que próximamente cumplirá diez años, contempla esa forma de transparencia.

Hacemos el llamado al próximo Superintendente de Bancos, sea quien sea, para que acoja nuestra humilde y elemental, aunque importante, iniciativa.

Corresponderá a la Superintendencia hacerlo pues, por lo visto, muchas de nuestras entidades financieras todavía prefieren que sus clientes visiten sus sucursales para informaciones tan básicas.

Lástima. La información es de todos. El poder, por igual, debe de ser para todos.

arg@betametrix.com/@argentarium

El conocimiento es poder. La información es poder. Silenciar o acaparar información bien puede ser un acto de tiranía camuflado como humildad.»

Robin Morgan

escritora y Feminista estadounidense

POR ALEJANDRO FERNÁNDEZ W./ANALISTA FINANCIERO

Publicado en diariolibre.com

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