Más urbanizada y desigual
octubre 22, 2012 3:36 am . Noticias.
El informe de ONU-Hábitat, que señala a la República Dominicana como el tercer país más desigual de la región, advierte que la expansión urbana desordenada y en un patrón insostenible es la causante de la desigualdad progresiva.
Según un informe reciente del Programa de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (ONU-Hábitat), Latinoamérica se ha convertido en la región más urbanizada del mundo, con el 80 por ciento de la población viviendo en ciudades, las cuales han crecido de forma desordenada, impidiendo que se reduzcan las desigualdades.
ONU-Hábitat calcula que, pese a que crece a un ritmo menor, la tasa de urbanización en la región será de cerca del 89 por ciento de la población en 2050 y que el número de personas viviendo en tugurios, hoy de 111 millones, aumentará en lugar de reducir.
«El mayor problema señalado por el estudio es que las ciudades no están combatiendo las desigualdades. Algunas de las ciudades latinoamericanas tienen los mayores índices de desigualdad del planeta», aseguró el Oficial Principal de ONU-Hábitat, Erik Vittrup, en la presentación del informe en en Río de Janeiro.
«Las ciudades seguirán creciendo y ese crecimiento se concentrará en los tugurios o favelas debido a que ni el mercado ni los gobiernos tienen capacidad para satisfacer la actual demanda por vivienda», explicó el especialista.
El PROBLEMA EN RD
En opinión de la arquitecta urbanista Vanessa Espaillat, Santo Domingo y las demás urbes latinoamericanas en desarrollo se encuentran marcadas por una paradoja: son las ciudades más urbanizadas del planeta con graves problemas de marginalidad y pobreza; pero sin embargo, continúan replicando los modelos y teorías arraigados en las ciudades desarrolladas.
La arquitecta Espaillat sostiene que el informe dado a conocer por ONU-Hábitat presenta un gran reto para los urbanistas, planificadores y arquitectos dominicanos, de concebir nuevas herramientas de planificación para trasformar los paradigmas de vivienda, densidad e infraestructura urbana que actualmente nos posicionan entre los países mas desiguales.
Citando a Agamben (1998), dice que la informalidad «no es el caos que precede el orden, pero más bien la situación que resulta de su suspensión», y agrega que si el futuro desarrollo se concentrará en los tugurios, «debemos de enfrentar la inhabilidad del sistema de proveer vivienda social e infraestructura para combatir la exclusión social que nos arropa».
Por su parte el arquitecto Erick Dorrejo, quien actualmente trabaja el tema (urbanización-desigualdad) para su tesis doctoral, explica que una de las razones del proceso de urbanización es la falta de oportunidades a nivel nacional. «Cuando una persona en Pedernales no tiene una buena calidad de vida, emigra a la ciudad buscando oportunidades, calidad de vida, acceso a servicios y a un mejor futuro, lo que evidencia desigualdad entre la ciudad y las zonas rurales».
A su juicio este fenómeno se produce por la ausencia de la dimensión territorial en la planificación del desarrollo del país, y asegura que los planificadores no han tomado en cuenta las necesidades y capacidades de los territorios para definir el desarrollo de cada región, porque sólo se han concentrado en la formulación de políticas, como resultado de los índices macro-económicos, los cuales no reflejan la realidad de cada comunidad.
«Esto ha llevado a la nación a construir centros urbanos, con altos niveles de inversión, en contraste con comunidades carentes de los elementos necesarios que garanticen la habitabilidad básica», señala el profesional de la arquitectura.
EL INFORME
De acuerdo con el informe, titulado «Estado de las Ciudades de América Latina y el Caribe» de ONU-Hábitat, el déficit de habitación en América Latina pasó de 38 millones de viviendas en 1990 a una cifra de entre 42 y 51 millones en 2011.
«Sin un cambio de tendencia profundo la escasez de vivienda seguirá siendo uno de los mayores desafíos para América Latina y el Caribe en los próximos años», advierte el informe.
La caída del porcentaje de población en situación de pobreza e indigencia de la región desde el 41 por ciento en 1990 hasta el 26 por ciento en 2010 permitió que el porcentaje de personas viviendo en tugurios en las ciudades bajara del 33 al 24 por ciento en el mismo período.
Esa mejoría, sin embargo, no impidió que en cifras absolutas el número de personas viviendo en tugurios en América Latina creciera desde los 106 millones en 1990 hasta 111 millones en 2010. La proyección es que esa cifra continúe creciendo hasta el 2050 si la región no adopta medidas específicas.
«Pese a la disminución de las tasas de pobreza en la región, una de cada cuatro personas en áreas urbanas es pobre y los índices de desigualdad de la región se sitúan entre los más altos del mundo», asegura el informe.
«Las ciudades de la región son ciudades divididas social y físicamente. Esa división se manifiesta en la desigualdad de ingreso y la segregación entre la ciudad formal y la informal», agrega.
Según el organismo de la ONU, la falta de planificación y la debilidad de las políticas urbanas ha causado la expansión de las ciudades en modelos poco sostenibles «que privilegian el automóvil en detrimento del transporte en común y mantienen o refuerzan la segregación social y espacial».
Según Vittrup, el nuevo modelo tiene que privilegiar el aumento de la densidad, es decir de la construcción de viviendas con más pisos, y no la búsqueda de nuevas tierras en los suburbios para construir casas de una planta.
«No necesitamos de más tierras para crecer. Una ciudad puede crecer hacia arriba o aprovechando áreas degradadas. Si Ciudad de México aumentase el promedio de sus viviendas de dos a cuatro plantas podría duplicar el número de habitantes en la región sin necesidad de expandirse horizontalmente», dijo.
Según la ONU, el aumento de la densidad de población en las ciudades de América Latina permitirá reducir los costos y los impactos ambientales, así como acabar con la especulación inmobiliaria, uno de los mayores problemas de la región, provocado por constructoras interesadas en agregar áreas de la periferia a las ciudades.
El aumento horizontal de las ciudades estimula el uso de los transportes individuales en lugar de los públicos, lo que, a su vez, provoca embotellamientos, contaminación y crecimiento desordenado.
Según el estudio, el número de vehículos particulares en América
Latina dobló en los últimos diez años sin que las ciudades ampliasen sus calles o planificasen el aumento de la flota.
DATOS ARROJOS POR ESTUDIO
Los menos desiguales
Venezuela
Uruguay
Perú
Los más desiguales
Colombia.
Guatemala.
República Dominicana.
Déficit de viviendas en AL
1990: 38 millones unidades.
2011: 42 a 51 millones de unidades.
Habitantes en zonas marginales
1990: 106 millones (33% de la población).
2011: 111 millones (24%).
POR PATRICIA LEONOR