Hasta hace poco tiempo los teléfonos Blackberry eran exhibidos con orgullo por sus propietarios como un objeto de prestigio, y los mensajes enviados «desde mi Blackberry» definían a su emisor como alguien diferente. Ayer, sin embargo, Blackberry anunció que ha designado un comité para explorar nuevos caminos, entre ellos la venta de la compañía.

Como muchas otras de las empresas de telecomunicaciones, Blackberry es una compañía de reciente fundación, en 1984, con el nombre de «Research in Motion», algo así como «investigación en movimiento», el cual su fundador luego explicó que le fue inspirado por la expresión «poesía en movimiento», publicada en un periódico en referencia a la forma como interactuaban los jugadores de un equipo de fútbol.

Hay que admitir que no era el tipo de nombre que un experto en mercadotecnia escogería para una empresa, pero no impidió el progreso de la compañía. Aún así, cuando ya su situación se había deteriorado, la empresa anunció a principios de este año que en lo adelante se llamaría Blackberry, el nombre de su producto estrella, en ocasión del lanzamiento del Blackberry 10.

Pero la fiebre no estaba en la sábana, sino en el enfermo, cuya dolencia se llamaba Apple, Samsung y los demás rivales, con los que Blackberry había encontrado difícil competir.

Caídas en sus redes, publicidad inefectiva, retrasos en la salida de nuevos productos y otros percances, hicieron caer estrepitosamente el valor de sus accione,s y provocaron que muchos de sus otrora fieles clientes optaran por otras marcas.

Los expertos indican que para tener éxito, el cambio de nombre debió estar acompañado de cambios en los productos y forma de operar de la empresa. Ha reducido gastos y reestructurado divisiones, pero no ha logrado recuperar la cuota de mercado que llegó a tener.

Y están surgiendo nuevas amenazas, en forma de fabricantes de bajo costo como Huawei y ZTE.

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