La política y la economía siempre andan de la mano. Por una decisión tomada el lunes, Irán respira más tranquilo, Israel está más inquieto y los contratos futuros de petróleo pueden ser más estables.

Todo eso se debe a la nominación de Chuck Hagel como secretario de defensa de los Estados Unidos. Republicano y ex senador, Hagel se opuso a la guerra de Irak, ha dicho que un ataque militar contra Irán sería un error, y ha criticado la influencia israelí sobre el Congreso estadounidense.

Muchos republicanos lo consideran un renegado y a varios demócratas no les agradan sus conceptos respecto del Oriente Medio, pero haber combatido en Vietnam y condecorado dos veces puede ayudar a que el Senado confirme su designación.

El gobierno de Irán expresó ayer su esperanza de que la nominación mejore las relaciones entre ambos países, rotas desde 1979. Debido al programa iraní de procesamiento de uranio, que podría ser usado para fabricar armas nucleares, Obama ha sido presionado por Israel, Arabia Saudita y congresistas que favorecen un ataque militar preventivo contra las instalaciones iraníes.

La perspectiva de un ataque desestabilizaría el mercado de petróleo, haciendo subir su precio, con graves consecuencias para naciones como la RD. La nominación aleja esa perspectiva y conviene a la estabilidad del mercado.

Los israelíes no lo ven de ese modo, por supuesto. Para ellos Irán es una amenaza para su supervivencia, lo cual está por encima de cualquier otra consideración. No han ocultado sus diferencias con Obama, quien se opone a nuevos asentamientos en áreas ocupadas y quiere que Israel acepte retornar a sus fronteras anteriores, las que el gobierno israelí considera son militarmente indefendibles.

La política sigue su curso. El 22 de este mes habrá elecciones en Israel y el 14 de junio en Irán, y Obama enfrenta ahora la batalla de la deuda y los gastos públicos en el Congreso.

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