La ciudad de Santo Domingo, a opinión del experto en desarrollo urbano, Raúl de Moya Español, se está convirtiendo en una ciudad inmanejable, poco humana, agresiva y agreste, lo que atribuye a la falta de visión de los desarrolladores urbanos sobre la sostenibilidad de la ciudad.

De Moya Español, al participar ayer como orador invitado del Almuerzo Mensual de la Asociación Dominicana de Constructores y Promotores de Viviendas (Acoprovi), sustuvo que el desordenado desarrollo de la ciudad es más un tema de visión que de inversión.

Indicó que las autoridades han realizado importantes inversiones de infraestructura urbana, sin embargo, no han tenido el propósito de impactar de manera efectiva y sostenible las necesidades de las personas que habitan la ciudad.

El experto consideró que los recursos se deben invertir en aquellos proyectos capitales que generan “geométricamente  bienestar”.

Al analizar las necesidades actuales de la ciudad de Santo Domingo, el experto señaló que se deben hacer “acupunturas urbanas”, o intervenciones capitales para lograr un reordenamiento lógico de la ciudad, para que pueda ser pensada desde las necesidades de las personas.

“Yo pienso que todas las generaciones que hemos actuado en este proceso de urbanización en los últimos años hemos fracasado porque tenemos una ciudad peor de lo que la recibimos”, aseguró Raúl de Moya Español.

Dijo que esta ciudad desde el punto de vista urbano es más insegura de lo que fue en períodos anteriores, “más congestionada, más ecológicamente desbalanceada, se inunda más, tiene menos infraestructuras, menos equipamientos urbanos con relación al crecimiento de la población y la marginalidad no ha sido sustituida”.

El experto sugiere que en la ciudad de Santo Domingo se desarrolle un proyecto para la conexión de las avenidas Jacobo Majluta, José Nuñez de Cáceres, y Gregorio Luperón, y también se conecte el malecón del Distrito Nacional con el del Este a través de un túnel por debajo del agua, lo que dijo generaría una circunvalación interna completa que permitirían una articulación del flujo urbano de manera armoniosa y de beneficio para la población que habita la ciudad.

Explica que se debe apostar a la fluidez de tránsito trabajando para tener ocho o diez vías que atraviesen la ciudad de este a oeste y veinte o treinta que la conecten de norte a sur.

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