La gran mayoría de las empresas deficitarias pierden porque el total de sus ingresos es menor que el total de sus gastos. Pero si sólo tomamos en cuenta el costo de una unidad adicional del producto que venden, olvidándonos de los demás costos «fijos» que tiene que asumir aunque no venda esa unidad, la empresa gana. Por esa razón, las compañías que pierden tratan de aumentar sus ventas, para que las unidades adicionales le generen beneficios que vayan absorbiendo sus costos fijos hasta llevarlas a ser rentables.

En la Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas Estatales (CDEEE) no pasa así, ya que opera con un rendimiento «marginal» negativo, pues lo que recibe al vender un kilovatio adicional no le alcanza para cubrir lo que ese kilovatio le cuesta. Eso significa que aumentar las ventas de energía en esas circunstancias sería un desatino empresarial para ella, aunque tuviese para el país un gran mérito social, político o económico. Está obligada a trabajar con los ingresos y costos de los kilovatios que ya está vendiendo, subiendo los primeros o reduciendo los segundos.

Su gran problema es que no puede convertir en ingresos los beneficios socioeconómicos que genera, ya que éstos son «externos» a ella. Si pudiera quitar la electricidad a todo el que no la paga sin crear una convulsión social, recabar de sus usuarios un monto equivalente a lo que ellos pagan por plantas, inversores y combustible, y recibir también una porción del incremento del PIB que la supresión de los apagones provocaría, podría pagar sus compras de energía a tiempo, atraer nuevos generadores sin contratos leoninos, salir de las distribuidoras y generar beneficios.

Como no puede hacerlo, le queda el mecanismo contraproducente de subir la tarifa a los que ya pagan. O confiar en soluciones de mediano plazo por vía del cambio en la «matriz de generación», invirtiendo en plantas de carbón o esperando que el viento y otras fuentes de energía le ayuden.

POR GUSTAVO VOLMAR

Publicado en diariolibre.com